SU SIGNIFICADO Y CARACTERISTICAS
En LA ROMPIDA DE LA HORA DE ALCORA más de mil tambores y bombos rasgan con su sonido el cielo alcorino en el mediodía del Viernes Santo.
Se trata de una Manifestación sonora, multitudinaria, de bombos y tambores tocados con sentimiento por más de un millar de personas venidas de toda la provincia, ataviadas con túnicas de diferentes colores y entremezcladas unas con otras, simbolizando una verdadera unión y hermanamiento entre todas. No importa la raza, ni el sexo, ni el color.
Todos tocan al unísono simulando con sus redobles el cataclismo físico que sufrió la tierra cuando Cristo murió. Y realmente el suelo tiembla a sus pies. Lo comprobamos todos en el momento que tras el primer toque tañido por el invitado de honor, el estruendo sonoro de los tambores y bombos resuena por toda la plaza de España de Alcora.
Es un momento álgido, donde el sonido del tambor y el bombo eleva el inconsciente de quien lo escucha provocando un ambiente especial de tensión, sentimiento y emoción, que traspasa la frontera de lo sobre natural.
Hay que estar en Alcora en esos momentos para comprobarlo.
Bueno, y porqué el nombre de ROMPIDA, pues porque realmente se rompe la hora, es decir, en el momento exacto en que suenan las campanas del reloj, del viejo “Repés”, anunciando las 12 del medio día, el estruendo de los tambores impide que se escuche el sonido de las campanas que marcan la hora.
Así pues, la hora queda rota.
Conocida con el nombre de ROMPIDA, solo es en Teruel capital, en Calánda y en Alcora. Las tres al mediodía del Viernes Santo.
En el resto de los pueblos de la Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón, se le llama ROMPER LA HORA, y lo hacen el Jueves Santo a las 12 de la noche.
En Hellín, su pedanía de Agramón y en Tobarra se le llama TAMBORADA, teniendo sus propias características. También en Alzira se le llama TAMBORADA.
En Mula y Moratalla, LA NOCHE DE LOS TAMBORES. En ellas, sus tambores, sus palillos y su forma de tocar son diferentes al resto de pueblos tamborileros.
En Baena: ECHAR LAS CAJAS, y en San Sebastián y resto de pueblos vascos es donde se les llama TAMBORRADA, pero estas no tienen nada que ver con la Semana Santa.
Si bien la ROMPIDA DE LA HORA de Alcora la tomamos heredada del Bajo Aragón, y nos sentimos muy orgullosos de ello, tiene sus propias características:
El marco: La plaza de España.
Quien la inicia es un invitado de honor por parte de la Hermandad del Cristo, que es la organizadora. Suele ser una personalidad famosa o relevante de la cultura, de las artes, del deporte, de la política, del periodismo etc.
Bastan cuatro latidos en pleno corazón de la plaza de España: BUM, BUM, BUMBUM, para dar vida un año más a este magno acontecimiento.
Puede romper la hora toda aquella persona que lleve tambor o bombo y vista la túnica de su correspondiente cofradía pero sin la capa, así mismo se le quita la gala al tambor respetando el luto del Viernes Santo. Los miembros de las cofradías participantes se entremezclan unos con otros sin distinción alguna, simbolizando una verdadera unión y hermanamiento entre todos los tamborileros y bombistas. Todos tocan a unísono.
Todas las cofradías participantes están representadas por su propio estandarte. También, todos juntos entremezclados.
Los toques son el de LAS IMÁGENES, nacido en Híjar y común prácticamente en casi todo Aragón, y el de IMÁGENES INVERTIDA, propio nuestro, de hecho me lo inventé yo.
Es Viernes Santo y por ello nadie cambia de toque. El pueblo está en la calle, siendo la Rompida de la Hora la máxima aspiración que tiene cualquier tamborilero, tanto alcorino, como de toda la provincia de poder tocar en ella. Lo que importa es la unión de todos los tamborileros.
Que muera el odio, que se acaben las guerras, pedimos paz, amor, comprensión, trabajo, ilusión…
Tras la ROMPIDA, se inicia la PROCESION DE LOS TAMBORES, capitaneada, en otros tiempos por la CRUZ DE LOS APOSTOLES. Actualmente por los estandartes de las tres cofradías alcorinas tamborileras, a los que le siguen los propios estandartes y banderas de todas las cofradías participantes. Y a ellos interminables filas de tambores y bombos, dispuestos los bombos en el centro y los tambores a ambos lados. Finaliza en la Plaza de la Iglesia. Allí el párroco de la villa es quien acoge a todos los tamborileros pronunciando unas palabras a modo de reflexión, recordando el significado del Viernes Santo. Posteriormente el propio sacerdote es quien vuelve a dar comienzo el estruendo sonoro integrándose plenamente en el acto.